En la actualidad, el término calidad en salud toma cada vez mayor relevancia. El reto de muchos directores y profesionales en salud, es cómo poder gestionarla. Una de las claves se centra en un cambio cultural organizacional que coloque al paciente y sus necesidades en el centro de las operaciones pese al cambio de contexto tecnológico.
En los países de ingresos bajos y medianos, el 60% de las muertes por afecciones que requieren atención sanitaria, se atribuyen a una atención de calidad deficiente (OMS, 2021). La calidad en salud, es un proceso de mejora continua que involucra a todos los actores responsables (profesionales, técnicos, administrativos, auxiliares, residentes, etc.).
El Instituto de Medicina de EEUU define a la calidad en salud como el grado en el cual los servicios de salud aumentan las probabilidades de resultados médicos deseados. El control de la calidad se contempla en una revisión continua de los procesos que se llevan a cabo con el fin de garantizar la promoción de la salud y la prevención de enfermedades.
Al llegar a un centro de salud todos los pacientes deben obtener una atención sanitaria óptima, más aún en un contexto de pandemia. Datos de la OMS muestran que el 10% de pacientes sufre daños al recibir atención sanitaria. Ante ello, un servicio de atención de salud debería caracterizarse por:
Brindar una mirada centrada en la calidad en salud requiere de 4 acciones fundamentales: liderazgo, rediseño de procesos, personal médico y la participación ciudadana. Su implementación de ellas logrará un impacto en todo el sistema y en los procesos.
Liderazgo en la gestión: Los altos directivos de las instituciones sanitarias deben regirse a la búsqueda de la calidad. No sólo los equipos técnicos deben involucrarse, la visión de calidad asistencial también se comparte con las autoridades sanitarias y políticas.
Rediseño de procesos: Se debe enfocar los esfuerzos en optimizar los resultados y no dirigirlos en la descentralización del primer contacto. La confianza con el paciente se debe construir.
Personal idóneo: La OMS identificó el proceso de captación de talento como factor clave para el fortalecimiento de los sistemas de salud. La fuerza laboral sanitaria debe ser idónea, respetando todos los estándares de salud y cuidados posibles.
Participación ciudadana: Las instituciones públicas como políticos deben regir a los ciudadanos a exigir una atención médica de calidad. El objetivo se centra básicamente en elevar los estándares de calidad médica por la alta demanda de calidad.
Contar con indicadores para medir la gestión de calidad en el centro de salud conlleva a resultados capaces de mostrar una mejora en el proceso de atención. Fortalecer el sistema de salud garantiza la optimización del primer contacto y centra el sistema de salud en las necesidades del paciente.
Los directores, encargados de calidad y los profesionales de la salud pueden plantear estrategias de mejora en su organización. Con ellas lograrán identificar acciones específicas destinadas a mejorar las unidades del hospital.
La adaptación de nuevas tendencias en el mejoramiento de la calidad en salud es parte esencial del proceso. Según la OMS, la salud digital ha ganado territorio a raíz de la crisis en el sector, convirtiéndose como una solución y mejora en la oferta de servicios de salud.
Según el documento presentado acerca del futuro de la salud, se menciona una nueva generación de tecnología hacia el 2025. La visión digital, tecnología en el cuidado de la salud y los datos, forman parte de una estrategia a implementar lo que consta de una capacitación en el personal de salud.
Este nuevo cambio trata de conocer y aplicar la mejora continua de la calidad a través de distintos modelos y estrategias enfocadas a las nuevas necesidades del paciente o cliente. En nuestro curso lograrás promover un sistema en el cual los clínicos y gestores son conjuntamente responsables de la calidad de atención y la seguridad del paciente. Conoce más del curso de especialización Mejora Continua de la Calidad en Salud aquí.